Aunque sea casi imposible, es un buen ejercicio sentirse desvalido a veces de la mirada autorreferencial para confrontar con sinceridad, sin leer lo que uno quiere leer, sin acomodar teorías con el viejo oficio de denostar lo creado. Pensar "con " puede ser un ejercicio enriquecedor, también imperfecto, inacabado, que no termina nunca, porque las dudas crecen sólo en mentes fértiles y las certezas florecen de la mano de títulos universitarios mediocres. El desafío es siempre el mismo, perpetuarnos en un par de poemas mejorados, hacer leer al otro su pequeña historia en nuestro cuento, recrear una familia inexistente durante cantidad de horas trabajosas, luchando con nosotros mismos y con lo que hemos aprendido hasta ahora.
martes, 23 de octubre de 2007
domingo, 7 de octubre de 2007
Reflexiones sobre la novela
Si bien ya hemos traspuesto la valla de la división tajante en géneros, es muy distinto para el escritor dedicarse a la poesía o a la prosa. Personalmente no soy buena para escribir cuento, no me interesa tanto leerlos, así como tampoco su escritura, me seduce más la fragmentación de la poesía y el abismo de la novela, o tendría que decir el bloque de la novela, porque genera un esfuerzo casi físico en su realización; comenzando por el tiempo que hay que dedicarle a tamaña historia. Si bien el trabajo obsesivo del poeta con el lenguaje no puede equipararse con lo novelístico, el haber escrito poesía generará una buena prosa, cuidada y pertinente. Lo demás es un torbellino: la trama, donde nos enredamos o nos perdemos en el tiempo, los personajes, esos díscolos que Pirandello describió tan bien, hacen lo que quieren, se enemistan con el escritor, lo sabotean. Lo interesante es que el escritor sea el primer lector apasionado de su novela, quién sino se interesaría en ella si su creador se siente defraudado?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)