domingo, 30 de septiembre de 2007

La marca


Personalidades de los escritores: como en cualquier otro oficio, los hay introvertidos, extrovertidos, maníacos, fulgurantes, recalcitrantes.

Marca para todos: en un tiempo, tal vez en los primeros años se creó una necesidad de recluirse del mundo "real" en busca de algo menos doloroso, aburrido, estridente o cruel.

Ese irse para adentro, que es allí donde se cultiva ese mundo ideal, lo dejó a veces expuesto a ciertas críticas, porque estando en el mundo concreto ellos andaban "en la luna de Valencia" o en viajes siderales parecidos.

El escritor no anida adentro, no es autista, comienza a ver el mundo con ojos sacados de un torrente puro, como un niño.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Néstor Perlongher

foto: blogs.chueca.com/devaneos mentales

MATAN A UNA MARICA

Lo primero que se ven son cuerpos: cuerpos charolados por el revoleo de una mirada que los unta; cuerpos como películas de tul donde se inscribe la corrida temblorosa de un guiño; la hiedra viboresca de cuerpos enredados (drapeado en erección) al poste de una esquina; cuerpos fijos los unos, en su dureza marmoleante donde se tensa, preámbulo de jaba, jadeo en jade, la cuerda certera de una flecha; cuerpos erráticos los otros, festoneando el charol aceitoso con rieles en almíbar caricias arañescas que se yerguen al borde de la vereda pisoteada.
Cuerpos que del acecho del deseo pasan, después, al rigor mortis. En enjambre de sábanas deshechas las ruinas truculentas de la fiesta, de lo festivo en devenir funesto: cogotes donde las huellas de los dedos se han demasiado fuertemente impreso, torsos descoyuntados a bastonazos, lamparones azules en la cuenca del ojo, labios partidos a que una toalla hace de glotis, agujeros de balas, barrosas marcas de botas en las nalgas.

http://www.literatura.org/Perlongher/npmatan.html

domingo, 23 de septiembre de 2007

Las margaritas

cuadro: Juan Manuel Mesa


Cada pétalo tiende hacia su centro
sólo allí encontrará calor
para envolver tanto blanco

en conjunto parecen pensativas
¿sabrán de su vida efímera?

en esta tarde invernal parecen
damitas esperando fiestas de pueblo
o enfermeras cuidando a un hombre grave,
que cree tener visiones y extiende
su mano para tocarlas tan sólo un segundo.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Eliot y las rosas

Hace mucho que no escribo: mejor es hacerlo cuando se tiene algo que decir. Mal dicho, siempre tenemos algo que decir, sólo que no encontramos la manera bella de decirlo. Bella en el sentido de este siglo, esto es bella para nosotros. Tuvimos muchos días de lluvia, esto debería haberme provocado a recapacitar, como los animales cuando deben estar confiscados a sus cuevas. Hoy salió el sol, es la señal de mejores tiempos interiores, que son los únicos que existen. Eliot les regala esta estrofa: "cenizas en la manga de un viejo/es todo lo que dejan las rosas quemadas".

Si esto no es hablar del tiempo, el tiempo, dónde está?

domingo, 9 de septiembre de 2007

La fuga de uno mismo

foto: banco solo, Bruselas-Bélgica

Después de publicar el artículo sobre Nestor Sánchez, una figura de nuestra literatura que se mantuvo marginal a pesar de su enorme talento, me pregunto quién no quizo alejarse de sí mismo por un tiempo y la paradoja es que esto sería la muerte y esa era la figura que este escritor más temía. Qué es la muerte más que un alejamiento definitivo de nuestro ego, conocido sólo en parte, sumido en la oscuridad la mayor de las veces. Para qué escapar de lo que desconocemos o conocemos mal, tal vez porque lo encubierto genere dudas y temores?. Exorcisamos los escritores los demonios de la vida y de la muerte? por lo menos los embaucamos un rato con nuestros trucos a los que nos aferramos como a una tabla de salvación. Para qué escapar, lo que tememos ya está aquí. Va y viene como una sombra, como un viento sin nombre.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Pena


La primera vez que vimos el mar no nos gustó,

nuestras costas son heladas,

las olas se enfrentaron como titanes

contra nuestras rodillas flacas,

te caiste y te levantaste maldiciendo.

Este país está lejos de todo y nos dio un río de latas y barro,

“yo confiaba en el mar”, decias y tratabas de enderezarte.