Si quieren saber cómo me sentía en esa época, les digo que parecía una niña frente a una pierna quebrada, rengueaba y me aguantaba el dolor, por no molestar, un paso y otro, hasta llegar al cuarto en donde poder tirar el cuerpo a pedazos, como un pequeño puzzle, en nuestro país se lo llama rompecabezas, lejos de todos, para que nadie dijera "acá va la cabeza, acá, el pie, habría que reparar esta pierna cuanto antes."
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