domingo, 15 de julio de 2007

Sin techo

En una esquina
se turban sus jirones.
Cuando se apiadan los astrosle dicen que todo tiene un orden
hasta los harapos del cristo,
pero en su declinar
el día sigue siendo
un trapo tapando las estrellas.
Lo miro sin escuchar
la elocuencia de la calle
mientras él sigue aturdido en su escenario.
Ya no busca caminos
y la salvación es un altoparlante
en la plaza
donde los recuerdos del vagabundo
es la llanura del que no entiende.
¿y entre los dilatados párpados
podrá gestar la noche alguna otra condena?

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